Vamos a morir todos
Vamos a morir, todos y rápido. No hay solución, no hay vuelta atrás.
Hace una semana murió un familiar mío. Tenía más de 80 años, es cierto, y sabía que le quedaba poca vida. Para distraerse tocaba el arpa y estudiaba historia de guerras navales. Lo sabía todo de barcos viejos: me lo explicaba con entusiasmo. Ante todo lo que decía, yo simulaba interés. Cuando nos veíamos siempre me decía: “yo ya soy viejo, me queda poco, pero me distraigo con lo que puedo”. Y lo intentaba animar respondiedo un simple “Nooo”. Pero sí: era obvio que era cierto, y así ha sido.
Cada día que pasa estamos más cerca de la muerte. A partir de los 20 nuestro cuerpo se va deteriorando y no podemos hacer nada para volver a ponerlo como estaba. Por más que cultivemos nuestro cuerpo y mente, por más que hagamos el bien o el mal, por más que seamos buenas personas y tengamos éxito, cada vez nuestro cuerpo se envejece más y empeora hasta que, al final, nuestro cuerpo ya no podrá más y moriremos. Es una tragedia sin solución y que afecta a todo el mundo.
Poco tiempo
¿Cuántos años vivirás? ¿80, quizás 100? Pongamos como límite 120, no vivirás más tiempo. A no ser que se cree la esperada pastilla de la inmortalidad
Esto es poco tiempo. La mitad de tu vida, si estás en los 40-50. Y poco te queda si tienes 80 o más. Quizás no sea de viejo y sea más pronto de lo que creas.
Preferiría vivir 500 años. O poder escoger cuando morir. Quizás incluso preferiría ser inmortal. Pero no hay elección.
Ser soberbio y morir
You can be as mad as a mad dog at the way things went, you can curse the fates, but when it comes to the end, you have to let go.
The curious case of Benjamin Button (2008)
Puedes encabritarte como un caballo desbocado, puedes gritar y protestar, puedes maldecir y burlar al destino, pero ante la vida sólo puedes resignarte.
El curioso caso de Benjamin Button (2008), ampliado con otra frase de la película
Puedes reirte del mundo. Puedes creer que no morirás, puedes reirte de la muerte, te puede dar igual morir. Pero morirás, y dejarás de existir.
Impotencia. El destino está escrito
Da igual lo que hagas, lo que creas, cómo seas… morirás de todos modos. Por muy soberbio y altanero que seas, da igual. Puedes creer lo que quieras: que te reencarnarás, que irás al paraíso o al infierno, que te convertirás en polvo o incluso aprender a aceptar la muerte. Pero la religión tampoco te salvará.
Mírate. Mira a tu alrededor. Nadie de los que ves vivos lo seguirán dentro de poco tiempo. No puedes salvar a los que quieres, ni a tú mismo.
De hecho, ¿qué más da lo que hagamos? Es el Kaos, el apocalipsis de todo ser humano. Y dentro de poco te tocará a tí.
Consciencia del paso del tiempo
Todo presente es fugaz y no se repite. Pero no podemos estar constantemente teniendo en cuenta que cada momento es único. Sólo pensamos en nuestra disminución de vida cuando celebramos años. Un año más es bueno cuando eres joven, pero a partir de los 20 es “un año menos de vida”.
Y a partir de los 70 el tema ya es preocupante. Pocos quieren morir: sólo cabe resignarse.
Moraleja
No hay. ¿De qué sirve tener en cuenta que vas a morir? Puedes vivir mejor o peor, pensando o no en la muerte, pero eso no te va a salvar de ella.
Aunque algo sí hay que tener en cuenta: si supiéramos que nos quedan 4 meses de vida, nuestras acciones cambiarían; no lo deberíamos tener en cuenta siempre, puesto que “nuestro siempre” son sólamente unos 100 años? Prepárate. Vas a morir
Imagen sacada de Flickr – wallyg