Sueños de M
Encuentro interesante cómo piensa la mente fuera de control.
Hace unos meses tomé MDMA por error. Un buena equivocación, sí señor. Siendo un fiel detractor de las drogas (aunque considerándolas una opción respetable en algunos casos), bebí de un vaso en el que yo desconocía que había una droga psicoativa en su interior en forma de líquido. Como podía saberlo, siquiera notarlo. El caso es que tuve el ¿placer? de sentir la absoluta inconsciencia, sobre todo cuando me puse a dormir y en mis sueños di rienda suelta a mi imaginación. Quiero plasmar aquí mi experiencia, que buena o mala encuentro curiosa y espero que sea única.
Estando despierto noté las consecuencias típicas del MDMA (coloquialmente M): euforia, empatía, ensalzamiento de la amistad, aumento de la temperatura corporal, hipertensión, dilatación de pupilas, vibraciones en los ojos, sensación de sed y deshidratación, gases y pérdida de control de los músculos de la boca… vamos, esa típica lista de sensaciones en la que supongo que se verá reflejado todo aquél que haya tomada MDMA. Pero lo mejor vino después: me puse a dormir y una realidad paralela, completamente distinta de la real, se apoderó de mis pensamientos. Creé y viví un pequeño universo que tenía poco que ver con el real.
El sueño empezó en una casa de una sola habitación. La casa estaba absolutamente vacía, blanca y reluciente. Todo era blanco. Mi familia estaba conmigo, aunque el tamaño de sus cuerpos era la mitad del real. A izquierda y derecha de la casa no había calles sino hierba verde homogénea que llegaba hasta el infinito. Similar a la imagen de la derecha. Delante había un pequeño acantilado y el mar. Detrás, yo intuía que había otras casas también blancas e iguales a la nuestra, aunque no las veíamos.
De repente notamos que unos cubos transparentes rompían los cristales de nuestra casa. Los cubos venían desde el cielo y se disparaban a ritmo de ametralladora, aunque sin ruido. Todos nos agachamos y yo intenté salvar a mi hermana. Mi hermana tenía otro cuerpo, no era humana, aunque se parecía a un bebé. Pero estaba seguro de que era mi hermana. Los cubos transparentes provocaban boquetes rectangulares en la pared, por lo que deduje que si nos impactaban nos harían daño (si no nos mataban). Mi familia y yo empezamos a discutir acerca de cuál podía ser el motivo de semejante acontecimiento. ¿Será un ataque? ¿Habrá empezado una guerra civil y somos víctimas? Quizás sean cubos inofensivos… pero están rompiendo nuestra casa, eso no es normal.
Levanté la vista y vi que grandes cubos de Rubik (con todos sus lados marrones) estaban volando en el cielo, y que cada vez habían más. Son cubos voladores que nos disparan desde uno de sus minicubos, el cuál está formado por múltiples esferas que se amontonan señalando hacia donde disparan. Entonces todo cobró sentido para mí: era Joan Laporta, en un intento de instaurar un nuevo régimen político dictatorial en Cataluña, disparaba a la población para dejar claro que ahora el poder era suyo. No quería dañar a la sociedad; solo estaba proclamando su nueva política autoritaria. Estaba clarísimo. El poder que otorga ser presidente del Fútbol Club Barcelona se le había subido a la cabeza y quería dominar “su país” (es nacionalista), si no el mundo.
De todos modos los cubos sí que disparan de verdad, podían dañarnos y teníamos que evitarlo. Si lo que pretendía Laporta era darnos miedo, lo estaba consiguiendo. Observé la trayectora de los cubos trasparentes y calculé que no pretendían atacar a “las casas”, sino que volaban a pocos metros de altura del suelo para que sus disparos pudieran impactar directamente a la gente directamente, a través de las ventanas de las casas. Me pareció una estrategia poco acertada; disparar al pueblo no es la mejor manera de ganarse su respeto.
Entonces mi familia encendió el televisor, lo único que había en la blanca casa (ahora con un poco de humo a causa de los disparos de cubos). Nos pareció lo más lógico ver las noticias para averiguar que estaba sucediendo. Joan Laporta apareció en la recepción de un hotel rodeado de periodistas, micrófonos y cámaras. Mis teorías se estaban confirmando.
Entonces intuí otra explicación, que sin duda era más acertada que la anterior. El ataque aéreo a la población catalana se había realizado para que la gente encendiera la televisión y pusiera las noticias, y así las cadenas televisivas obtendrían mayores ratings de share del canal que daba las noticias en aquél momento, en este caso TV3. ¡Se estaba disparando a la gente para que subieran las audiencias del canal! Y Joan Laporta aparecía porque acababa de adquirir la cadena. Pensé que era una estrategia comercial realmente efectiva; todo el mundo quería ver las noticias ahora. Quizás no fuera una estrategia moralmente correcta o efectiva a largo plazo, quizás fuera peligrosa y dañina, pero estaba funcionando.
Joan Laporta dijo que así era el futuro: ahora ya no se dirigía la atención hacia la realidad más morbosa para subir audiencias; ahora se creaba la realidad de tal modo que fuera un sistema infalible para que el pueblo viera la televisión. Un sistema para imponer las audiencias y así obtener ingresos.
Quizás, al fin y al cabo, mi sueño tuvo más sentido de lo que parecía en un principio.
Imagen sacada de flickr – ddaa