Falsos artistas
La facilidad de uso de las últimas herramientas tecnológicas, sobre todo retoques informáticos de imagen y vídeo, permiten que cualquiera se crea un artista por hacer cuatro retoques a una fotografía o vídeo casero.
Modificar la realidad como arte
André Bazin , crítico francés fundador de la revista “Cahiers du Cinema“, escribió que el arte ha pasado por 2 etapas durante los últimos siglos:
- A partir del siglo XV y con la invención de la perspectiva, el arte tuvo un marcado carácter imitativo. Entonces los artistas pretendían reproducir la realidad tal y como era.
- A partir del siglo XIX y debido a la invención de la fotografía (y posteriormente del cine), se permitió obtener una copia de la realidad a partir de la misma realidad. El objeto creado había pasado a surgir directamente de la realidad, había algo del objeto en su representación, ya no dependía exclusivamente de la mirada del artista. Si el objetivo del arte era asemejarse a la realidad, la concepción artística anterior ya no era suficiente; por este motivo, surgieron las artes no figurativas (abstractas).
Fue entonces cuando se empezó a tener en cuenta una visión formalista del objeto (es decir, considerar la modificación de la realidad como arte, y no solamente la representación). El psicólogo y físico Hugo Münsterberg llegó a decir que toda modificación de la realidad es arte, y toda imitación de la realidad no es arte. A partir de entonces, los nuevos medios que permiten captar la realidad y modificarla (como la fotografía, el cine, la televisión…) fueron entendidos como arte, además de imitadores / reproductores de la realidad.
Facilidad de uso y reducción de precios
La primera fotografía fue tomada en 1826 por Nicéphore Nièpce; tenía muy mala calidad y necesitó 8 horas de exposición. Sin embargo, no fue hasta 1888 que George Eastman puso en venta la primera cámara “fácil de utilizar” (Kodak), y no fue hasta 1901 que se introdujo la Kodak Brownie, una cámara relativamente barata para el gran público.
La facilidad de uso y la reducción de precios fueron aumentado la accesibilidad global. Durante la década de 1970s ocurrió lo mismo con los Personal Computers y, más adelante, con los programas de edición de audio, imagen y vídeo online. Retocar la realidad se convirtió en algo cotidiano; había nacido el Computer Art y el arte digital, sobre todo basado en artes no figurativas. El código binario da para mucho. Hoy en día cualquier persona, por incapaz, inculta que sea y aunque no tenga ningún conocimiento del medio, puede modificar fácilmente un archivo de sonido, fotográfico o cinematográfico.
No es necesario ser un Einstein para utilizar Photoshop ni un Bill Gates para utilizar Picnik (es un programa de edición de imagen gratuito, además de ser online). Los niños de Primaria ya lo hacen (any school boy or girl can). No importa que uno no tenga nada que decir, puede crear y vanagloriarse de la belleza de su creación, dándole un sentido profundo que en realidad nadie llega a entender pero todos dicen comprender. ¿Dónde está el límite de lo que es arte y lo que no lo es?
Falsos artistas y estandarizaciones
Todo eso permite que alguien poco capaz (un tonto cualquiera) pueda comprar (o robar) una cámara, hacer cuatro fotos (¡sólo tienes que apretar el botón!), hacerle cuatro retoques (muchos vienen por defecto, algunos incluso hacen algún cambio de colores porque su programa se lo permite al estilo WYSIWYG) y ponerlas en su Fotolog o Flickr como diciendo: “mirad, ¡que sensibilidad que tengo! ¡que bueno soy rediseñando la realidad! ¡tengo una mirada distinta y además se plasmarla, soy un artista!”.
Me gustaría destacar el uso de filtros, efectos y plugins. Son pequeños programas que permiten realizar tareas que son imposibles o muy difíciles de conseguir con un programa de edición. Estos aparecieron de la mano de los programas de edición; por ejemplo, los primeros plugins para Photoshop aparecieron en 1991, solo un año después de que saliera en venta Photoshop. Se fueron incluyendo en los programas, de modo que actualmente casi cualquier programa de edición tiene unos filtros, efectos y/o plugins que permiten realizar grandes cambios a las imágenes con pocos clicks, gran rapidez y sin necesidad de conocimiento alguna de computación ni fotografía.
El problema estriba en que estos retoques son predeterminados. Son modificaciones estandarizadas que supuestamente amplian la libertad de creación de los usuarios, pero en realidad la gran mayoría lo utiliza sin modificar las opciones de configuración del mismo filtro o efecto o aplicando unas mínimas variaciones, sin aprovechar las opciones del propio efecto. A veces estas opciones son del estilo WYSIWYG, de modo que simplemente hay que pulsar un botón y algún cambio de colores o retoque similar es realizado automáticamente. La consecuencia lógica es que hay varios filtros (por ejemplo la aplicación del color sepia, el blanco y negro o el collage) que se aplican indistintamente de la fotografía, simplemente por la belleza o sensación que proporciona el resultado final. De este modo se crea un “arte predeterminado”; la fotografía es más que un retoque estándar.
Lo mejor de este tipo de modificaciones es que permiten que una imagen casi idéntica a la realidad se convierta en una forma abstracta que recuerde vagamente a la realidad. Es, por lo tanto, un falso arte no figurativo (típica consecuencia de la irrupción de la fotografía). Incluso se utilizan técnicas digitales semejantes a las vanguardias artísticas modernistas de los años 20 como el collage (juntan varias fotografías) o parodias del juego de colores del Pop Art de Andy Warhol.
La estupidez generalizada (me refiero al deseo de diferenciarse y llamar la atención) combinada con la facilidad de uso de la edición digital y la reducción de precios provoca que aquellos que se sienten menos reconocidos puedan crear sentirse realizados “creando”. Todo ello viene muy reforzado por el sentimentalismo post-moderno, que fomenta la adoración por el emotivismo y desestima la razón. Las fotos emo (ver letra de The Emo Song) son un intento de filosofía post-moderna basada en la apariencia y posibilitada por la facilidad de uso de la edición digital (porque si fuera difícil, tocaría pintar las fotos).
Algun@s quinceañer@s e incluso veinte y treintañer@s se imprimen esas fotos con retoques estándares y las exponen con orgullo en sus habitaciones y carpetas o las utilizan en sus fotos de perfil y/o redes sociales como Fotolog, Tuenti, Facebook o Flickr… no sin antes aprovechar y eliminarse las imperfecciones de su cara con la herramienta predeterminada de clonar del Photoshop (si saben utilizarla). ¡Artistas! Y además sabi@s, porque han modificado la realidad y los demás no lo saben.
Oooh que ridícula excusa, toda tía buena que sabe hacer una foto se cree fotógrafa. Uuuh has hecho una foto en blanco y negro de la tumbona y su sombra y la has revelado en sepia, que profunda debes de ser…
Stewie Griffin